Un nuevo enfoque para la reducción del sobrepeso corporal
Si una persona acude a 10 profesionales de la salud para que le traten el sobrepeso corporal, probablemente encontrará 10 actuaciones con diferentes dietas para reducir su peso. Y es que existen muchos criterios para tratar este problema de salud y hay muchas formas de orientar la dieta en cada caso. La realidad es que cada persona tiene un metabolismo propio con unas cantidades de calorías necesarias diferentes para mantener las funciones vitales de la persona y unos sustratos (hidratos de carbono, grasas y proteínas) que cada persona también utiliza de forma diferente. Pero antes de comentar los detalles de este nuevo enfoque terapéutico, definiremos algunos conceptos:
¿Qué es el metabolismo basal?
Es la cantidad de energía necesaria para mantener el organismo vivo. El paciente tiene que cumplir una cantidad de condiciones estándar para realizar este estudio y, por eso, en la práctica médica realizaremos el estudio del metabolismo en reposo (REE - Resting Energy Expenditure), que representa un 70% del gasto calórico total en 24 horas de una persona. Por eso, no es necesario realizarlo bajo unas condiciones muy rígidas para el paciente.
¿Todo el mundo tiene el mismo metabolismo basal?
En absoluto. El metabolismo basal es propio de cada persona y está relacionado con el peso, la edad, la talla y el sexo, pero también con el estilo de vida, principalmente con la dieta y la actividad física que realiza cada persona.
¿Porque cuando se realizan varias dietas, la respuesta de la pérdida de peso se hace menos eficaz?
Habitualmente, las dietas hipocalóricas son efectivas inicialmente, pero a largo plazo, reducen el metabolismo basal, puesto que existe un mecanismo de adaptación a la supervivencia en el cual, cuando se reduce la ingesta, el metabolismo también disminuye para mantener el peso, memorizando e intentando vivir más tiempo con una carencia de alimentos. Todo esto, provoca generalmente en las personas que repiten las dietas, un metabolismo muy bajo que, a largo plazo, creará una resistencia importante a la pérdida de peso. Esto hará que, cuando se deje de hacer dieta y se siga una alimentación normal, se vuelva a aumentar el peso perdido, incluso superarlo, por haber reducido todavía más el metabolismo de la persona.
De hecho, en los estudios que realizamos prácticamente al 100% de las personas que han realizado tratamientos continuados para poder perder peso, encontramos metabolismos tan reducidos que, en muchos casos, llegan menos del 50% del gasto calórico de una persona normal. En general, cuando una persona acude comentando que realiza una alimentación normal, y incluso menor que la de su pareja o familiar, y que no baja de peso, son aquellas personas que prácticamente tienen un bajo metabolismo basal. Por eso, una gran cantidad de pacientes sufren la esclavitud de las dietas muy reducidas (y en muchos casos, poco efectivas), cuando la solución no está en reducir más la ingesta, sinó en la mejora de la tasa de su metabolismo basal.
Aportación del estudio del metabolismo en reposo en el sobrepeso
Cómo ya sabemos, en el tratamiento del sobrepeso corporal se utilizan muchos programas nutricionales, puesto que hasta ahora no existía ningún método que estudiara con eficacia comprobada el tratamiento del sobrepeso. En muchos casos, se están utilizando dietas hopocalóricas repetidas, basándose en una ecuación llamada Harris - Benedict, que hace una estimación del metabolismo de la población general sana:
• MB (kcal/día hombre) = 66,47 + (13,75 x kg) + (0,5 x cm) - (6,74 x años) • MB (kcal/ día mujer) = 655,1 + (9,56 x kg) + (1,85 x cm) - (4,68 x años)
Existen variables de talla, peso, edad y sexo.
El problema es que, precisamente estas personas que tienen un problema de sobrepeso o bajo peso no cumplen con esta ecuación anterior, puesto que están en los extremos de la curva de Gauss y, por lo tanto, no son la población estandard y no les corresponde las cifras que resultan de estas fórmulas.
¿Cómo se realiza el estudio del metabolismo?
La tecnología se creó para la necesidad de conocer la cantidad de calorías y los sustratos energéticos que consumían los enfermos en estado crítico o en coma. Estos pacientes que se encuentran en una situación tan límite para la vida, la nutrición es esencial para mantener un estado de salud ya muy deteriorado, de tal manera que muchos no podían mantener durante mucho días una situación tan vulnerable sin el apoyo adecuado a su metabolismo. Actualmente, se siguen realizando en los hospitales de referencia los estudios metabólicos para este tipo de enfermos, a los que se les subministraba la nutrición por vía endovenosa o tubo nasogástrico.
La cuestión es que esta valoración diagnóstica no sólo es aplicable a enfermos en coma, sinó al resto de la población para el conocimiento del gasto calórico de cada persona y el tipo de sustrato energético que queme mejor o peor. El autor de este artículo trajo esta tecnología de Estados Unidos hace más de 20 años para el conocimiento de todas aquellas personas que requerían un tratamiento dietético. El estudio metabólico es, en realidad, una técnica basada en la ciencia que nos informa del gasto calórico de cada persona y del tipo de vía metabólica que utiliza mejor y peor y, por lo tanto, es fundamental para la realización de los planes nutricionales para el tratamiento del sobrepeso corporal, el peso bajo o simplemente para las personas que quieren tener una orientación nutricional de acuerdo con su metabolismo energético.
¿Cómo se realiza la prueba?
La prueba del conocimiento del REE, o metabolismo en reposo, se realiza con unas condiciones estandaridazas mínimas: no haber tomado alimentos 2 horas antes como mínimo, no haber hecho ejercicio 24 horas antes de la prueba, no haber tomado sustancias estimulantes 4 horas antes (café, te, coca-cola, chocolate...) o depresivas (alcohol o fármacos como los tranquilitzantes).
La tecnología es totalmente incruenta, es decir, ni se pincha ni se saca sangre, sólo se analiza el aire espirando a través de un aparato especial de calorimetría indirecta que estudia las diferencias de CO2 y de O2 entre el aire atmosférico y el que expira el paciente, así como los volúmenes de aires utilizados. Esta técnica se acompaña de un programa informático.
¿Cómo se interpretan los resultados?
Fijándonos sólo en la cantidad de calorías que quema una persona en reposo, podemos conocer el origen del sobrepeso que tiene. Cómo ya se ha repetido varías veces en este artículo, un metabolismo disminuido significa la adaptación a una forma de alimentación disminuida que obliga al metabolismo a ser ahorrador para mantener el peso corporal que tiene memorizado. El metabolismo ahorrador puede ser de tal magnitud que se han encontrado tasas metabólicas por debajo del 40% de la normalidad. Estas personas sufren de una incomprensión generalizada con su familia y amigos, y incluso con el médico, que no cree que esté realizando la dieta. Es la típica persona que comenta que incluso el agua engorda.
Por otro lado, encontramos una parte de la población que tiene un metabolismo aumentado y sufre, además, sobrepeso. Por el mismo mecanismo de intentar mantener el peso memorizado, el organismo lucha para no sufrir un aumento de peso. Es en este momento cuando el metabolismo basal aumenta hasta ciertos límites, a partir del cual se sobrepasa este mecanismo de compensación y se eleva el peso corporal. Estas personas son las que responden perfectamente a las dietas, puesto que sólo necesitan realizar una dieta normo-calórica.
Tipos de metabolismo
Los sustratos energéticos que utilizamos son, principalmente, carbohidratos (CHO), lípidos o grasas y proteínas. Cada persona tiene un metabolismo propio que puede variar en cuanto a la utilización de cada uno de estos principios mencionados. El estudio metabólico indica el gasto calórico total de una persona, pero también de donde provienen las calorías que utiliza el organismo. Esta información tan útil nos orienta a como tratar la dieta para dar más alimento de los sustratos que quemen mejor y menos de los que se metabolicen o quemen peor.
Las personas que han realizado muchas dietas habitualmente se les encuentra un hipometabolismo (metabolismo bajo) por la respuesta adaptativa que tiene el organismo a la carencia de alimentos: contra menos comes, menos gastas. Tanto es así que se puede encontrar un metabolismo aumentado en una persona con sobrepeso. ¿Cómo se interpreta esto? ¡Fácil! La persona tiene sobrepeso porque come en exceso, entonces el organismo intenta quemar el excedente para mantener la estructura corporal que tiene memorizada.
Otra cuestión que no se ha comentado todavía es el tipo de grasa que almacena cada persona. En cuanto a su localización y características, se pueden clasificar dos tipos de grasa: el visceral o grasa interna y el subcutaneo.
La grasa visceral, como su nombre indica, es la que se almacena en las vísceras. Es una grasa que se acumula alrededor del corazón, del hígado, de los intestinos... y se relaciona con muchas enfermedades y es de las que altera la salud y acorta la vida. La grasa visceral se puede apreciar externamente en personas con aumento del perímetro abdominal y/o con papada.
Este tipo de grasa, más habitual en hombres que en mujeres, desencadena de forma muy frecuente en las llamadas enfermedades metabólicas (diabetes, colesterol, hipertensión arterial...) y afectan de forma muy habitual a la población general.
La grasa subcutánea es más propio de la mujer, y empieza habitualmente en la etapa de pubertad y se pueden mantener hasta la menopausia. Suponemos que esta grasa de reserva que crea una mujer es para almacenar una reserva energética para el feto en caso de que se quede embarazada. Es más resistente a las dietas y a la actividad física para que se mantenga aunque haya desplazamientos importantes o se pasen épocas de hambre. Este mecanismo ha sido un factor favorable para asegurar la supervivencia de la especie en épocas de carencia.
La artimaña que inventó el organismo humano fue reducir la vascularización en las zonas de reserva de grasa para que no se pudieran quemar grasas. Hay un axioma en medicina que nos dice que una zona muy irrigada es una zona donde no se acumula la grasa. Las grasas desaparecen por oxidación, si no llega la sangre, y, por lo tanto, el oxígeno no se puede quemar. Pues bien, en las mujeres, la zona habitual de acumulación de grasa subcutánea o de la fertilidad se encuentra en las nalgas, el trocánter, el tríceps... y, como sabrán, son zonas frías, es decir, de baja vascularitación y muy resistentes a la oxidación de las grasas (en la mujer joven no se acumula en la zona abdominal para no obstruir el desarrollo del feto). Esta es la explicación de porque existe una resistencia enorme en la reducción de la grasa subcutánea en la mujer. El tratamiento en todos los casos consiste al aumentar la vascularización de la zona para aumentar la oxidación de las grasas.
Finalmente, comentar que los estudios de nivel energético en reposo y ejercicio de cada persona es una “nueva concepción médica” fundamental para el reconocimiento del estado de salud y para la supervivencia.
Dr. Jordi Ibáñez