El dolor en lo alto de la espalda y cuello es uno de los más comunes y la mayoría de gente lo ha sufrido algúna vez en su vida. La mayoría a veces, se trata de una afección muscular en el trapecio y que tiene su origen en el cráneo y en las apofisis espinosas de las vertebras cervicales y dorsales. Muchos de estos dolores se deben a una tensión muscular continuada que acaba con una contractura seguida de una inflamación. Si esta inflamación y la tensión muscular no se corrige, puede acabar ocasionando un dolor crónico que puede persistir durante meses y años.
Este dolor puede pasar al brazo, incluso a las manos y a los dedos, provocando hormigueo y sensación de adormecimiento o falta de sensibilidad. Este síntoma es importante, puesto que se trata de un problema de compresión nerviosa que puede tener un origen discal cervical o bien por una compresión de los nervios y/o vasos sanguíneos.
El Síndrome Compartimental, se origina por la inflamación de una zona muscular. Los músculos se encuentran separados entre sí por un tejido llamadofascia, que es como un saco que contiene cada grupo muscular. Cuando un grupo muscular se inflama, ejerce una presión importante sobre la fascia y, teniendo en cuenta que las fascias musculares no pueden expandirse, este aumento de la presión producirá una compresión sobre los nervios y vasos sanguíneos que pasan por la zona, provocando una disminución de la vascularización y un daño de tipo neurológico que puede variar según su gravedad. A veces, incluso, puede dejar un lesión permanente en la zona afectada.
La exploración y los exámenes complementarios son imprescindibles para descartar el origen del dolor y, principalmente, si existe una cervicalgia de origen raquidio o vertebral. Se pueden clasificar de diferentes formas:
• Dolores de espalda alta o cervical agudo sin que exista una irradiación en los brazos, manos y dedos. Habitualmente, su inicio es brusco y lo más habitual es que se trate de una inflamación muscular usualmente llamada “torticolis”, que tiene una duración aproximada de entre 3 y 7 días. De todos modos, si existe un traumatismo anterior, se tienen que descartar luxaciones y/o fracturas, por ejemplo, en el síndrome del esguince cervical, cuando tiene lugar un accidente de tráfico y el golpe se realiza desde la parte posterior del vehículo.
• Dolor cervical o de espalda y/o cuello crónico. La duración sobrepasa las semanas, meses y incluso años. Habitualmente, está relacionado con un tipo de personalidad ansiosa o con una determinada posición o trabajo laboral que mantiene el cuello con una tensión continuada. El tratamiento siempre dependerá del diagnóstico médico, pero en todos los casos, se tendrá que reducir la inflamación con tratamientos locales o generales así como también la corrección de la posición que ha originado el problema.
Existe una gran variedad de tratamientos y a continuación se detallan algunos de los que más utilizamos y resultan más eficaces:
1. Tratamientos con inyecciones locales en la zona de máximo dolor y contracturas. Son los que resultan más rápidas para reducir el dolor y la inflamación. Se utilizan para cada caso una variedad de sustancias como los anestésicos locales, antiinflamatorios y incluso el plasma rico en plaquetas. Es necesario realizar previamente un mapa completo de los puntos gatillo del dolor antes de iniciar el tratamiento. Este tratamiento se puede completar con la aplicación de frío (crioterapia), acompañado con masajes las primeras 72 horas, hecho que favorecerá la movilidad y disminuirá la sensación de tensión.
2. Collares blandos y/o rígidos. Para tratar las cervicalgias no traumáticas, se pueden utilizar estos collares y dependiendo del caso de la lesión, se utilizarán blandos o rígidos mientras se espera el diagnóstico de fractura o luxación.